El hombre canta lo que le dicta la tierra, decía el poeta Atahualpa Yupanqui. Y la tierra sanjuanina, cubierta de espinillos y chañares, inspiró infinidad de de vidalas y bagualas, que no sólo entornan los hombres y mujeres del norte argentino. Los ritmos del folclore se bailan y la alegría se suele aumentar si la fiesta se ameniza con las tradicionales empanadas y buen vino de cosecha provincial, o la famosa sidra de Calingasta.
San Juan, además, tiene un imán que es imposible de ignorar: el famoso Valle de la Luna, en el Parque Nacional Ischigualasto. A 78 Kilómetros de San Agustín del Valle Fértil, transitando por la Ruta 510, se llega esta amplia depresión de formaciones erosivas, fósiles de vegetales y de animales, que componen un único bloque geológico con el cañón de Talampaya, en la provincia de La Rioja.
Unificados por su particular belleza y por la proximidad son, sin embargo, diferentes. Ambos poseen importantes reservas naturales, arqueológicas y paleontológicas, pero a nivel científico se reconoce mayor valor al Valle de la Luna , mientras que Talampaya impacta por su hermosura agreste.
Enmarcado por fantásticas formaciones rocosas de la era Mesozoica, este asombroso yacimiento prehistórico conserva desde troncos de araucarias petrificados y helechos fósiles, hasta huellas de pisadas de dinosaurios que habitaron el lugar hace 180 millones de años, cuando la región era húmeda y pantanosa. Hoy es una tierra árida, que se asemeja a lo que puede ser el paisaje lunar.
Talampaya es otro desierto de incuestionable belleza. Hace 225 millones de años, durante el Triásico, era una región llena de lagos. Ahora la pueblan paredones rojizos de 150 metros de altura, esculpidos por el viento y el tiempo, para dar lugar a colosales formaciones naturales. Sobre las rocas hay petroglifos grabados ante de la llegada de los españoles, que representan figuras humanas, animales y formas geométricas.
San Juan ofrece otros lugares de interés, como la quebrada del Zonda, un salvaje valle rodeado de cerros por donde fluye el arroyo del mismo nombre. Atravesar Calingasta, a través de un caminos de montaña, conduce a una espectacular vista de la cordillera de los Andes.
El cerro El Alcázar es un espléndido mirador natural, mientras que en la reserva natural Estricta de Leoncito puede visitarse el Complejo Astronómico y el Observatorio Félix Aguilar, para ver más allá de los diáfanos cielos sanjuaninos.
El valle del río San Juan, de tierras cultivadas son viñedos y olivares, en la zona elegida por la mayoría de la población para vivir.
En esta provincia nació Domingo Faustino Sarmiento, en 1811. En su capital, San Juan, fundó un colegio oara mujeres en 1836 y creó el periódico El Zonda, donde volcó sus ideas sobre educación y desarrollo económico. Su casa natal, biblioteca y museo son visita obligada en la ciudad.
Otros atractivos sanjuaninos son las actividades de montaña, el canotaje y windsurf en los embalses y lagunas, cabalgatas de varios días por la precordillera y la cordillera para ver grupos de guanacos y vicuñas desde los refugios y reservas, pesca de salmónidos y pejerreyes y termalismo en la localidad de Pismanta, a 181 Kilómetros al norte de la ciudad de San Juan.
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