Natal

Natal es la esmeralda del Nordeste, es arena fina, aguas calmas y descanso asegurado. Su playa más popular es Genipabú, cuya mayor atracción son las dunas de 50 metros de altura que se funden con un mar turquesa y cristalino. 
 
Desde la cima se puede apreciar la inmensidad del paisaje, bajando en "buggies" que se alquilan en la playa. A 15 kilómetros de Natal se encuentran las piscinas naturales de Pirangi, un espectáculo imperdible.   

La vida nocturna se concentra en el centro comercial, con tiendas de artesanías y música en vivo a toda hora.  

A 80 kilómetros, la pequeña villa de pescadores Praia da Pipa se perfila como la nueva estrella del nordeste. El espectacular desarrollo de su infraestructura turística se extiende hasta Tibau do Sul. Con acceso a playas amplias y silenciosas, en ese sector hay resorts de categoría internacional, pero construidos en un estilo rústico que armoniza con la naturaleza.

Un lugar para visitar es el mayor Santuario Ecológico de Río Grande do Norte, una reserva con vegetación autóctona y animales salvajes. A través de senderos señalizados el turista podrá sorprenderse con delfines, centenarias tortugas marinas y peces buey. Una buena caminata por la playas, bien temprano, es el "remedio" indicado para alejarse del estrés.

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